SER O NO SER
En los viajes internacionales se presenta esa extraña situación en la que hay que definirse en torno a una ocupación. En las tarjetas de migración que hay que llenar al entrar a los países, al firmar las fichas de los hoteles, al llenar los libros de hospedaje de las posadas, en las encuestas de calidad de servicios turísticos, en todos estos casos aparece el casillero en blanco de "profesión".
Puedo entender que les parezca superficial o sin importancia, pero en el momento de poner esa única palabra que define el propio rol laboral, en muchos casos, hace que dicha sintetización nos haga definirnos.
Quizás hay muchas personas que tengan la contradicción de estar trabajando en algo muy diferente a su vocación o diferente en torno a los estudios realizados. O, como en mi caso, que se realice muchas actividades ligadas a la profesión pero muy diversas a la vez. Poner "esa" palabra hace que recordemos lo que nuclea la actividad, o quizás nos ayude a definirnos, a recordar "lo importante", "la esencia" (no en un sentido idealista) de lo que hacemos o queremos hacer.
Preguntas pseudofilóficas que patean los sentidos en los viajes: una razón más para viajar...
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