Son tres playas que no están divididas físicamente, son una "u" enorme de arenas blancas y mar sin olas (tanto que parece una laguna). El agua es cálida, no muy transparente (lo que es constante en la isla) pero es interesante porque parece una gran pileta por la quietud y la poca profundidad.
Es tan extenso el espacio aquí que se tiene la arena para uno solo, y el vecino más próximo puede estar a cientos de metros de distancia.
El sol, sumado a la ausencia de vegetación de altura, hace indispensable contar con una sombrilla.
Farol das Conchas
Faro al que se accede subiendo un morro de poca atura, aunque su ascenso -por escaleras de piedra - se hace un poco dificultoso si tocó un día de sol.
En el ascenso se obtiene una hermosa vista de las Praias da fortaleza, do Istmo, do farol y de Fora.
En el trayecto tuvimos la suerte de ver una iguana de importante tamaño que comía una papa frita que se le había caído a un niño.
Las fotos de este posteo fueron tomadas por Jesica Rozen y por mí en enero de 2009.
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