Antes de ir a las posadas, algo del color local. Aparte de lo espectacular de la naturaleza en el archipiélago, los lugareños son muy atentos y muy amables. La poblaciòn se divide en 3: venezolanos, europeos que viven en la isla, y claro, turistas (el 90% europeo, muchos italianos).
Hecha la aclaración. Las posadas más económicas son las de los venezolanos, un poco menos arregladas que las otras en manos de europeos. Entre las posadas más baratas, que salen alrededor de BF$180 (precio enero 2010, recuerden que es temporada baja allí) por persona. En este rango encontré las posadas Roqueluza, Doña Magali (palabra grave, no aguda, o sea sin tilde en la "i"), Gremary, Karlin y Doña Carmen (las pueden googlear para sus datos).
Nosotros llegamos y no había lugar. Empezamos a recorrer el pequeñísimo pueblo con las mochilas, al rayo del sol, calles de arena, mucho calor. Un par de lugareños nos ayudaron a buscar alojamiento, sin buscar ningún beneficio, hasta usaban sus teléfonos móviles averiguando en qué posada había lugar así no teníamos que trasladarnos con el peso. Cuando todo pintaba oscuro, entramos en la enésima posada averiguando por lugar disponible. Nos atendió una italiana que también nos acopañó posada tras posada a ver dónde nos podían acomodar. Al conseguir, nos ofreció que dejemos las mochilas en su habitación personal, nos dijo que fuéramos a la playa, y que a las 17 hs. se desocupaba una habitación (a todo esto, eran las 8AM). Nos dio un desayuno muy rico y aquí nos quedamos. La posada se llama "Ranchito Power" y pagamos BF$200 por persona la matrimonial. Es una posada chiquita, de 4 habitaciones, muy arreglada y linda, muy cálida. La dueña, Anna, te trata como si fueras de su familia. Una guía de viajes que habla sobre ella la califica como "una tía universal", perfecta definición.
Ya en el próximo posteo lo más lindo.... las espectaculares playas de Los Roques.
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